Una de mis zonas favoritas de Roma.

 

Vivir unos meses en Roma ha sido una de las mejores ideas que he tenido en estos últimos años.
He aprendido tanto que me encantaría compartir con vosotros lo que he visto y he conocido a través de mis sentidos y como no, de los libros.

Ya escribí en su día dos post sobre una visita que hice con mi madre, procuraré no repetirme.

Empezaré por el archiconocido Coliseo, ya os conté mi visita a sus tripas. En esta ocasión pasé muchas veces cerca para admirarlo, es tan bonito. Uno de los momentos más chulos fue a la hora del crepúsculo, con esa luz azulada que tanto me gusta.

Desde el grandullón, caminando hacia la Piazza Venezia, pasé junto al Foro Romano, uno de mis lugares favoritos. En la calle hay un balcón y se puede admirar desde un plano superior. Muchas ruinas están por debajo de la Roma moderna. De ahí que cada vez que cavan un hoyo aparezca una.

Me imagino a mi amado Escipión, del que os hablaré al final del post, recorriendo sus calles y visitando sus templos.

Frente al Foro se encuentra el Mercato di Traiano, el que fue el primer centro comercial de la historia. Estaba cubierto, con sus tiendecitas, ya me lo imagino.


Al lado de este semicírculo, que se conserva muy bien, están los restos del Foro di Traiano, un gran emperador romano que, mira por donde, era de origen hispánico.


Allí mismo se levanta majestuosa la Colonna di Traiano, decorada con sus batallas, en cuya base enterraron sus cenizas y coronada a posteriori con una estatua de San Pedro, por orden del papa Sixto V.


Además de varias iglesias, frente a la columna veréis el monumento a Vittorio Emanuele II y al soldado caído, es majestuoso, pero a mí personalmente no me gusta nada, se ve desde muchos lugares de Roma.

Lo mejor que ofrece son las vistas que tiene desde sus terrazas. Podéis subir hasta arriba del todo por 10€, o quedaros en el piso inferior desde donde también son preciosas. El mercado se ve impresionante desde aquí arriba.


Dejándolo atrás, siguiendo esa misma calle, os encontrareis dos tramos de escaleras, las primeras llevan a una iglesia y las siguientes a los Museos Capitolinos que constan de tres edificios, con dos pasillos entre ellos, si os adentráis en el de la izquierda os encontraréis un balcón y unas vistas fabulosas del Foro.


Pero yo prefiero las vistas del balcón de la derecha, cada vez que paso cerca subo a verlas, me encantan, tanto si sale el sol, hay nubes, llueve o es de noche. No os vayáis de Roma sin haber pasado un rato allí contemplando el magnífico Foro Imperial.

La visita al museo también me encantó, y os la recomiendo. Compré la entrada conjunta en otro museo, me salió más barato y evité la cola. Porque si Roma está llena de fuentes, ruinas e iglesias, también lo está de visitantes. Su turismo es histórico, cultural, arqueológico, gastronómico y religioso, entre otros, es infinita y creo que necesitaríamos dos vidas para verla entera.

Romolo e Remo

El museo contiene estatuas fabulosas y colosales como la cabeza de Constantino II, o la de Marco Aurelio a caballo.
Muchas estatuas, colecciones de monedas, joyas y pinturas viven enclaustradas en un bello palazzo.


En su planta baja encontrareis paredes que formaban parte del Foro además de otro balcón con más bellas vistas al mismo. Y en la planta más alta, no os podéis perder su terraza-cafe, es uno de los magníficos miradores de Roma.


A unos metros del museo está el Teatro di Marcello, una estructura circular que os recordará al Coliseo.


A su izquierda están las ruinas de tres templos paganos, sobre ellos se construyó la basílica San Nicola in Carcere.

Esta visita me apasionó, si entráis en la iglesia podéis visitar sus entrañas y encontrar ruinas de los templos, huesos, columnas … fue súper emocionante, me encanta meterme por los entresijos de esta maravillosa ciudad.


Junto al teatro hay una gran columna y un caminito que os lleva a la Portico d’Ottavia.


Esta fabulosa puerta, que albergó dos bibliotecas, es la entrada al gueto judío, del que ya os hablé.


Da a la calle principal donde se encuentran muchos de sus restaurantes, como el Giggetto, lugar ideal para ir a cenar. Me encanta este barrio, es la pequeña joya de Roma.


En él también encontramos una fuente decorada por nuestro amigo Bernini. Su huella está en toda la ciudad, en este caso en cuatro tortugas, que fueron llevadas a un museo porque una fue robada, las actuales son réplicas.


Os prometí hablaros de Escipión, protagonista de la trilogía de Santiago Posteguillo. “Africanus. El hijo del cónsul” es su primera parte donde nos narra como el gran general cartaginés Anibal, tras la muerte de su padre, jura acabar con Roma. Con el fin de lograrlo ataca Hispania. En Roma se encuentra el cónsul Publio Escipión y su hermano Cneo, quienes lucharán contra él e intentarán que no llegue a la península itálica, además de conservar su puesto en el Senado, donde se encuentra otro de sus inteligentes enemigos.
En ella conoceremos al que será Publio Escipión “El Africanus”, hijo de Publio y sobrino de Cneo. Cómo se forma, entrena y entra en su primera batalla. La historia de Escipión está totalmente enlazada a la de Aníbal. Mientras leía esta magnífica y entretenida narrativa, historia pura anovelada, aprendí  mucho sobre Roma y los personajes que en ella se describen y me pareció un libro ideal como compañía  durante mi aventura romana.

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4 respuestas

  1. Me ayudaron mucho tu recomendaciones en Roma. Ahora al leer el post, después de mi viaje, pienso como tú, que harían falta dos vidas para conocer Roma en profundidad y disfrutarla. Es una ciudad maravillosa.

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