Desierto de Atacama parte 3. Chile

Hola de nuevo, continúo con los tours atacameños que tanto estoy disfrutando, los lugares y guías son maravillosos y mis compañeros fantásticos. Ellos me recomiendan el nocturno, no se muy bien que voy a ver allí, pero hablan maravillas, así que tras el primer tour voy a reservarlo y pagarlo.

TERCER TOUR: Astro Magic, guía Lasse.

Después de recibir la información a través del grupo de WhatsApp quedo con Ricardo para tomar un té calentito en un restaurante precioso con unas camareras majísimas. Está frente a la agencia Atacama Magic, que será el punto de recogida de esta tarde a las 19:30. Ya estamos todos, nos vamos a la furgoneta camino a un lugar mágico, con todas las letras.

No sabéis cuánto me alegro de haber hecho este tour, llegamos a oscuras, subimos un par de escaloncitos iluminados por la linterna de Lasse y al mirar hacia arriba el uau que sale de mis labios no se puede equiparar al gozo que siente mi corazón al ver esa cúpula celeste tan magna y con tal opulencia de estrellas. 

Nos acomodan en un semicírculo dentro de una cruz andina, con una piscinita con agua en medio que refleja las estrellas, como he dicho, mágico. 

Como es por la noche hace frío, yo voy bien equipada y cada uno tenemos una manta con estrellas fluorescentes muy graciosa y calentita.

No hay luna y eso favorece la misión de Lasse, que con un láser nos va mostrando las constelaciones y las estrellas. Vemos la Cruz del Sur, a Escorpión, entre otras, que son las que conocemos y nos llegan de los griegos, pero también nos instruye con la versión andina del firmamento. Los andinos no unían los puntos de luz de las estrellas formando figuras, ellos seguían el camino oscuro que hay entre ellas. Puedo ver a una serpiente, al cóndor, al pastor, estoy extasiada. 

Nos ofrecen un refrigerio calentito y a través de dos telescopios podemos ver dos estrellas, regresamos, nos dejan a cada uno en su hotel. Nos llevamos un corazón lleno y sintiéndonos insignificantes ante tal grandeza. 

CUARTO TOUR: Geyser El Tatio, guía Rodolfo.

Hoy toca madrugón, me recogen a las 4:30, recomiendan no tomar comida pesada ni alcohol la noche anterior, como sabéis yo no bebo, lo que sí me tomo antes de acostarme y esa mañana es un té de coca, los andinos la usan para el mal de altura, la mascan o la infusionan, como hago yo. Me llevo té en mi botella termo que lo conserva caliente y como vamos a estar a -11 grados me va a ir genial. Por supuesto, ropa de abrigo, protector solar y gafas de sol como en todos los tours. El precio de este es de 35.000 pesos.

El camino es largo, no siento la altura, cierro los ojos y descanso. Al llegar está a punto de salir el sol, pagamos 15000 pesos de entrada y seguimos a Rodolfo que nos cuenta muchas cosas sobre el lugar. 

Los geysers tienen la humareda baja y al salir el sol se produce el hechizo, empiezan a subir. Son maravillosos, una tribu se encarga del lugar, antes la gente caminaba por donde quería y alguno acabó quemado, han delimitado con piedras por donde pasar. Descubro un riachuelo donde meto mis manos y siento el calor del agua. Sólo existen dos criaturas que viven en los geyser, sapos y moscas.

Al poco de irnos paramos en un bello paraje árido donde podemos ver aves locales, que JAMÁS hay que alimentar, porque se humanizan, no aprenden a cazar y cuando no están los turistas no comen y en consecuencia, mueren. 

Rodolfo me enseña un musgo de miles de años, crece un milímetro al año y se llama rayareta, me explica sus propiedades tomado en infusión. El cactus cume también es parte de la flora de este lugar, florece y da una fruta que se puede comer. 

Al retomar nuestro camino vemos vicuñas, que no pueden vivir más abajo de 3500 metros de altura porque tiene un corazón demasiado grande y no aguantaría, y guanacos que no pueden vivir más arriba de 3500 metros de altura. Ambos son salvajes, la llama y la alpaca son domésticos, como os contaba en el anterior post.

Llegamos al Vado de Putana, vado viene de vocedal, es como se llama un humedal a más de 3000 metros de altura. Este tiene una historia graciosa: un empresario italiano descubrió el azufre y llevó trabajadores a extraerlo, por la noche hacía mucho frío, los trabajadores aguantaban solo una semana, así que el empresario decidió traer prostitutas una vez a la semana para que se quedaran, y de ahí el nombre, putana en italiano. 

Seguimos descendiendo hasta llegar a Machuca, un pueblecito que pertenecía a Bolivia antes de la Guerra del Pacífico, el general Machuca se atrincheró allí, de ahí su nombre. Aquí se levanta la tercera iglesia más antigua del país, la segunda como recordareis, es la de San Pedro.  

Seguimos el camino rodeados de formaciones de ceniza volcánica que ha ido erosionando hasta llegar de nuevo a San Pedro. Allí me reúno con Ricardo y vamos a dar un último paseo por el pueblecito, pasamos por el pequeño cementerio donde vemos muchas tumbas chiquitas, la mayoría solo tiene una cruz de madera encima de un montículo y otras tienen aspecto indígena.

Tras pasar por el mercado nos vamos a comer a La Franchutería, un café restaurante muy bonito con comida rica. Paso a recoger mi maleta y a esperar la furgoneta del transfer que viene a recogerme y a llevarme al aeropuerto de Calama. 

Dejo estos parajes totalmente enamorada y con el síndrome de Stendhal a flor de piel, gracias por tratarme tan bien Atacama. Mi compañero de este último tramo es el libro “Las Tres Bodas de Manolita” de la gran Almudena Grandes. Un relato de su serie una Guerra Interminable, donde nos plasma la crudeza de vivir en un Madrid después de la guerra, donde tus ideales podían llevarte a la cárcel o al asesinato caprichoso de cualquiera que quisiera ascender acusando a sus amigos. Manolita, al igual que tantas otras mujeres visitan la cárcel cada semana para dar aliento a los hombres de su familia presos, mientras lucha por sacar adelante a sus hermanos más pequeños.