Desierto de Atacama parte 2. Chile.

Hoy madrugo, tengo algunos tours planeados y estoy muy emocionada. Desayuno y preparo la mochila con agua, me pongo crema solar, botas de montaña, ropa de abrigo, gafas de sol y mi inseparable sombrero. Son todos esenciales, Atacama se extiende por 105.000 km y es el lugar más seco de la tierra por ello es PRIMORDIAL ir bien equipado. Sus noches son frías. 

Todo es tan fácil, como os contaba en mi post sobre San Pedro. La noche anterior la compañía de tours Atacama Magic crea un grupo de WhatsApp con sus guías y los nómadas apuntados para ese día, nos dan toda la información que necesitamos y la hora de recogida, así que nervios 0.

PRIMER TOUR: La laguna escondida de Baltinache, guías Javier y Pancho. 

Nos llevan en la cómoda furgoneta por sendas que se abren a un bello espectáculo de esta parte del planeta pero antes, hacemos parada en boxes para desayunar, las vistas ya son preciosas, y la mesa digna de reinas y reyes. Charlo con algunos compañeros de tour, lo bueno de viajar sola es tener la oportunidad de conocer a otros viajeros intrépidos. 

Continuamos y llegamos a la laguna salada que hace honor a su nombre, porque realmente está escondida. En la entrada pagamos 40.000 pesos y caminamos sobre un sendero de madera, pasamos la primera, llega la segunda y me quedo extasiada con su increíble color, ningún cuerpo humano se ha internado en sus aguas. Quieren conservar su pureza, y sólo nos permiten probar las frías y saladas aguas en una de las lagunas destinada para ello, razón por la que es importante usar crema solar apta para el medio ambiente, y no solo crema, sino cualquier otro producto corporal que usamos daña las aguas de nuestro planeta, algo para reflexionar.

Divisamos Bolivia y Perú en el este, y las montañas que se encuentran delante de los Andes y el Pacífico en el oeste. Javier nos explica cómo se formaron estas lagunas, puedes escucharlo en las historias de mi Instagram. Nos anima a probar la sal a 2300 metros de altitud, y yo claro, la pruebo, está salada a “niveles estratosféricos”. 

Llegamos a la laguna donde nos daremos el baño, imprescindible llevarse el  bañador o incluso el neopreno, como hizo Ricardo, un joven mexicano que ahora ya forma parte de mis amigos. Reímos un montón al meternos, primero por lo fría que está y después por lo mucho que flotamos, ya me lo advirtió Silvia que fue unas semanas antes que yo, también manifestó que casi se ahoga, fíjate – me dice – sería la única persona en el mundo que se ahoga en una laguna llena de sal – nos reímos mucho con la anécdota, y es que te quedas con la mitad de las piernas hacia arriba al meterte, es una sensación extraña, y como digo muy divertida. 

Acaban de instalar unas duchas para quitarnos la sal que todavía no están  operativas, pero no veas la que se montó Pancho. 

SEGUNDO TOUR: el Valle de la Luna, guías Cristina y Nacho. 

Regresamos de la laguna al centro de San Pedro sobre las 13:00 horas y voy a dar otro paseo por el pueblito, charlo con un atacameño nativo que pasea a Cabo Blanco una llama mezclado con guanaco y a Luna una llama blanca. Me cuenta que desde hace 400 años sus ancestros han usado estos caminos y que estos animales que le acompañan son domésticos y se han criado con sus hijos, su alimentación es cara y agradece cualquier ayuda de los visitantes, pero no pide dinero. Estoy en contra de que se usen animales para el turismo porque suelen vivir en unas condiciones pésimas de estrés y demás pesadillas, por ello me tomé el tiempo en hablar con él, y conocerlos, son adorables.

Me voy al hotel a llenar mi botella de agua, en el chat me dicen que pasan a recogerme a las 14:30 y de allí ponemos rumbo a ese valle de puro desierto y arena. El tour es muy interesante, Cristina nos explica como se ha formado el lugar, nos habla de cada sedimento, roca y planta, en uno de los rincones la gran pared de roca está hueca, nos quedamos en silencio y podemos oírla crujir, es fascinante. Todavía no he viajado a la luna, pero estimo que se parecería bastante a este valle.

A la vuelta paramos en un lugar con preciosas vistas para una merienda deliciosa y de allí nos vamos a ver la puesta de sol en pleno desierto. Pensareis que mirar hacia el sol es la escena más bonita ¿verdad? pues yo creo, como nos mostró Cristina, que la belleza está en el lado contrario, donde las sombras y las diferentes tonalidades de luz pasean sobre las tierras de colores y crean un espectáculo fuera de este mundo.

Haré un alto en el camino para hablaros del libro que nos escolta por estos lares, se trata de una corta historia de unos de mis autores favoritos, “Carta a una desconocida” de Stefan Zweig. Ella le escribe una carta, le relata su amor por él desde la primera vez que lo vio ocupar el apartamento contiguo. Su hijo ha muerto y no le queda ninguna razón para vivir, sólo compartir con quien ha sido el amor de su vida cada momento, cada espera soñando con su presencia. Zweig se vanagloria por su escritura condensada, se deshace del lastre y deja la quintaesencia. Sabe limitarse a las formas más concisas conservando lo esencial, y el resultado es una magnífica y conmovedora historia. 

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Mis viajes alrededor del mundo siempre acompañados de un buen libro. My travels around the world always accompanied by a good book.