Filadelfia es una ciudad pequeña sobre la que ya os conté una visita a sus lugares más icónicos e históricos, ya que aquí nació el país. Hoy visitaremos algunos rincones bonitos, y otros algo más “macabros” ¿me acompañas a seguir descubriendo Philly, la ciudad del amor fraternal?
Comienzo en el pequeño parque Rittenhouse Square, me gusta que haya tanto verde en medio de la ciudad. En mi otro post os hablé del Ayuntamiento, el más grande del país, el Love Park y el Templo Masón de 1873. Quedan uno junto al otro en el ombligo de la ciudad.
El Caribou Café es muy cuqui e ideal para empezar el día o para tomar un refresco si hace calor.
Hay muchos edificios con encanto y me temo que llené mis historias en las redes con ellos. John F Collins Park es un pequeño rincón escondidito en medio de la ciudad. Otro café del que ya os he hablado es el Bluestone Lane Café, cadena australiana donde hoy desayuno.
Repleta de energía sigo hasta la gran avenida donde están los Juzgados o Court House y la gran biblioteca a la cual la llaman Free Library. No me resisto a entrar y descubrir sus salas. El edificio fue alquilado en 1891 para instalar la “biblioteca gratis” para que fuera accesible y gratuita para todos.
En la misma gran avenida se encuentra The Barnes Foundation, un museo que tiene una gran colección de objetos de arte, con piezas de todo el mundo. Junto a ella se estableció el Museo Rodin que fue donado por un magnate del cine que coleccionaba piezas del artista, tiene unos jardines muy cuqui.
Me desvío hacia mi destino y encuentro callecitas con casas coloridas.
El lugar “macabro” del que os hablaba es la Eastern State Penitentiary, operativa desde 1829 hasta 1971. Al acabarla se había convertido en el edificio más caro del país, y sirvió de modelo a más de 300 cárceles de todo el mundo. Al Capone fue uno de sus “ilustres huéspedes”.
Fue una visita interesante con audio guía donde aprendí muchas cosas del lugar.
Tengo intención de ir a visitar una casa, por ello cojo otro camino de regreso y paso por un huerto en medio de la ciudad que me parece de lo más encantador. Lo llaman Spring Garden, jardín primaveral.
Llego a un barrio un poco “dudoso” donde se encuentra la Casa de Edgar Allan Poe, está cerrada y faltan unas horas, así que decido que volveré en otra ocasión. Frente a ella veo una figura representando un cuervo, por su famoso poema “The Raven”.
De nuevo en el centro histórico paso por detrás del Independence Hall y veo la Editorial Curtis (1883) y la casa de Gilbert Stuart que fue el artista que pintó a los Padres Fundadores, dicen que Washington fue el que más estoicamente aguantó. La Casa de Carpenter representa la arquitectura del siglo XVIII, y tiene unos jardines preciosos.
El primer banco está junto al Merchants Exchange Building que se trata de un edificio circular bastante imponente.
The City Tavern, “la taberna más gentil de América” así la denominó John Adams, sirve cervezas inspiradas por los Padres Fundadores, se encuentra cerca de donde se cocía todo en la época de la firma de la independencia, y fue lugar favorito de reuniones.
La Shane Confectionary es el productor más antiguo de caramelos y dulces de EEUU. Es muy pulida porque mantiene el estilo vintage original.
Junto a la casa de Betsy Ross de la que ya os hablé, está el mural dedicado al departamento de bomberos de Filadelfia, los años 1869, 1963 y 1991 fueron los que sufrieron los fuegos más importantes que ha tenido la ciudad.
Washington Square es otra bonita plaza llena de verde; las calles y callejones con sus cientos de murales le dan un encanto particular a esta ciudad, algunos son incluso en 3D.
Llego al Jardín Mágico que es un entorno de arte de medios mixtos inmersivo que está completamente cubierto de mosaicos. Aquí puedes comprar la entrada aquí si lo quieres visitar.
La Casa de Billie Holiday, la mejor vocalista de jazz de su tiempo, vivía aquí cuando estaba en Filadelfia.
Camino al mercado Reading Terminal Market, en la calle Walnut me encuentro una de las pocas Barnes & Noble Bookstores, cadena de librerías que solía poblar las calles de las ciudades estadounidenses.
Y antes de acabar el día regreso al Elfreth’s Alley Museum, calle histórica desde 1720 y la cual sus vecinos cuidan con esmero para preservarla desde 1934, por ello creo que es importante pasear y sacar fotos con respeto, ya que son viviendas privadas, muy lindas, eso sí. Me encanta pasar por ella, me recuerda a los mews de Londres.
El lugar “macabro” de hoy me lleva a “Tierra Yerma” de Paulo García Conde, una historia sobre un experimento en el cual confinan a 65 presos durante tres meses en una aldea olvidada. Solo les ponen una condición, no puede haber muerto ningún preso al final de los tres meses si, ellos, los presos, quieren conseguir lo que se les ha prometido. Un experimento social escrito brillantemente que te mantendrá intrigada hasta el final.