Salí a pasear por la tarde, hacía mucho frio pero no hacía viento, así que aproveché. Me gustan los colores azules que captura la cámara justo antes de anochecer.
Caminé por la Avenida Michigan, calle principal y parte de la Milla Magnífica, el principal barrio comercial de la ciudad.
También vive allí la Torre del Agua, una de las tres estructuras que sobrevivieron al Gran Fuego de 1871 que destruyó la ciudad casi al completo, por lo que la Chicago que conocemos hoy es bastante nueva.
En la Magnífica Milla se levanta el rascacielos John Hancock Center. Desde su observatorio se puede admirar la ciudad entera en un día claro. John Hancock fue uno de los firmantes en la Declaración de Independencia que mencioné en el post de Filadelfia. Su firma era tan grande que los americanos se refieren a su “John Hancock” cuando hablan de su firma.
Caminando hacia el rio me encontré las oficinas del periódico Chicago Tribune. Un edificio de estilo neogótico y muy bonito que además tiene la particularidad de tener incrustados trozos de edificios de alrededor del mundo en sus paredes más bajas.
Allí cerca, a la derecha encontramos el Edificio Wrisley cuya torre y reloj están inspirados en la Giralda de Sevilla.
Desde el puente sobre el rio que fluye del gran lago Michigan, que parece un mar la verdad, pude admirar los bonitos colores del anochecer que os comentaba.
Me desvié un poco a la derecha porque quería ver las Torres Marina, que son iguales y parecen avisperos.
Caminando por calle North State vi un edificio histórico lleno de luces, el Teatro de Chicago, construido en 1921.
Desde allí me fui a mi último destino esa noche, el Millenium Park, donde encontré el que se ha convertido en el nuevo icono de esta ciudad, la Judía (the Bean), una escultura de Anish Kapoor.
La verdad es que me encantó, su forma es muy original, la ciudad se refleja en ella, ¡y los nómadas también!
En ese mismo parque hay otra videoescultura súper original, la Fuente Crown de Jaume Plensa. Son dos fuentes-pantalla enfrentadas que muestran caras de personas que van cambiando. No había agua fluyendo ya que corría el peligro de congelarse.
Unos metros más allá está el Instituto de Arte, lugar donde los Obama tuvieron su primera cita.
Cruzando, encontrareis la señal que marca el inicio de la histórica Ruta 66. Establecida en 1926 llevó a muchos inmigrantes a buscar las soleadas tierras californianas (acaba en Santa Mónica, Los Ángeles), durante esos días ayudó a mantener la economía de todos los lugares por la que pasaba.
Por la mañana nevaba, quería explorar caminando pero me estaba jugando la vida con cada resbalón que pegaba, así que decidí coger el bus 192 para dirigirme a la Union Station.
Los de mi generación seguro que recordáis estas escaleras.
En ellas se filmó la famosa escena del carrito de bebé cayendo por ellas en la película “Los intocables de Eliot Ness” de 1987. La estación se completó en 1925 y es preciosa.
Había parado de nevar así que regresé caminando para tener la oportunidad de admirar parte de la gran cantidad de arte que puebla las calles del famoso barrio Loop. Un ejemplo es esta gran escultura que Pablo Picasso regaló a la ciudad en 1967 y ahora embellece la Plaza Daley.
Junto a ella está la Llama Eterna y opuesta está el edificio histórico del Ayuntamiento. Esta plaza también ha sido escenario de muchas películas. En “Batman Begins” el Daley Center fue la sede de Wayne Enterprises.
En la calle de al lado se levanta el Chicago Board of Trade, bonito edificio de estilo art decó que en “El caballero oscuro” se convirtió también en la sede de Wayne Enterprises.
El rascacielos Willis (antes Torre Sears) es la segunda torre más alta del país, tiene un sky deck con unos balcones de cristal desde donde se puede ver la ciudad y “flotar” en ella. Como veis ni subí, las nubes me llegaban a la nariz.
De nuevo cerca del parque Millenium está el Centro Cultural de Chicago que solía ser la biblioteca, antes de que la trasladaran. Es un hermoso y gran edificio usado ahora para múltiples eventos que tienen que ver con el arte. Yo disfruté de algunas exposiciones y así de paso evité el frio polar de febrero.
Hablando de frio, al pasar por el lago congelado hacía mucho viento, así que decidí dejar toda esa zona para otra visita en temporada más cálida.
Después del gran incendio de tres días que sufrió esta ciudad, grandes arquitectos llegaron para reconstruir un Chicago más grande y mejor. Ello me recordó a un novela histórica cuyo epicentro es la construcción de una catedral gótica, “Los Pilares de la Tierra” de Ken Follet. En él el autor une la vida de varias familias involucradas en la construcción de esta gran catedral de la edad media. Tom Builder es el constructor y personaje principal que, junto a todos los demás personajes de diferentes clases sociales que lo rodean, formarán las historias de amor y muerte, damas y caballeros, feudos y priores de esta trama sobre unos tiempos de violentas pasiones, contextualizados en varios hechos históricos que os animo a leer, queridos nómadas.