Hippies, murales y tranvías en San Francisco.

San Francisco es una ciudad fascinante y creo que sus dos barrios más coloridos son Haight-Ashbury y Mission, y os voy a contar por qué.

Una mañana me fui con mi compinche Miriam a dar un paseo por Mission District. El barrio es como un pequeño México. Lo que más nos dejó boquiabiertas fueron los fabulosos murales que lo pueblan casi por entero.

Hay dos callejones donde se concentra una gran cantidad de ellos, y que no os podéis perder si visitáis la ciudad.

Uno es el Clarion alley, que queda entra las calles Mission y Valencia y la 17 y la 18.

En los años 80 empezó a brotar este talento urbano y a representarse en estos dos callejones. El otro protagonista es el Balmy Alley, en él sus pinturas muestran cómo se sentían los artistas sobre el abuso político en centro América o los derechos civiles y humanos. Hoy en día los temas varían.

Algunos son tributos a mujeres muralistas y generaciones futuras.

Recomiendan ver el callejón a pie, yo estoy de acuerdo. Nosotras nos encontramos a un grupito de muralistas en proceso creativo, aquí los tenéis.

Caminando por la zona, en la calle 24, vimos un árbol de los deseos, sí, así es, estaba lleno de lazos y notitas que muchas personas habían dejado allí con la esperanza de que se cumplan, muy cuqui.

Las casas de aquella zona son divinas, coloridas en sus estilos victoriano y eduardiano.

Una casa en particular que no os podéis perder es la Women’s Building cuyo edificio está decorado con el mayor mural y probablemente el más conocido de todos.

Nuestro guapo Marco es fan de este barrio.

El Haight-Ashbury es el barrio donde la movida hippie se inició en los años 60 y donde sonaban las canciones de Jimmy Hendrix y Janice Chaplin. Llegué un día con el bus 6 desde la calle Market, que como recordaréis es la calle principal. Me bajé justo después de girar hacia la calle Masonic.

Recordad que si vais a usar el transporte público es mejor llevar el importe exacto, $2,75 en este caso, porque no devuelven cambio, y lo mejor es que podéis usar el mismo ticket dentro de las dos horas y media de su compra.

La zona está llena de color y mucha psicodelia. Hay tiendas vintage donde encontraréis mucha ropa de segunda mano.

Para comer encontré una hamburguesería vegana y fui feliz.

Cerca, en la plaza Álamo, están las famosas Damas Pintadas (Painted Ladies), son otro ejemplo de las casas victorianas que os mencioné, pintadas de colores para acentuar sus detalles. Si habéis crecido con “Padres forzosos” os resultarán muy familiares.

A mi regreso me di un paseo por el centro, pasé por el Ayuntamiento que es un edificio grandioso y muy bonito de estilo Beaux Arts, reconstruido tras el gran terremoto que la ciudad sufrió en 1906.

A la mañana siguiente me fui a ver corazones a la plaza principal Union Square. Desde ella podéis coger el autobús turístico de dos pisos del que podéis subir y bajar en las diferentes paradas. Así lo hicimos mi amiga Lourdes y yo para ir a explorar hace unos años.

Nos liamos tanto jugando en las tiendas, que perdimos el último bus.

Así que regresamos en tranvía, sí, ese bonito icono en el que hay que subir si visitáis esta city. Compramos dos billetes, pero como era uno de los últimos tranvías del día no nos lo pidieron.

¿Sabéis que hicimos con ellos? Al día siguiente fuimos a la gran cola que se forma en la calle Powell que linda con Market, lugar donde gira el trencito empujado por operarios y los revendimos a dos turistas muy happy.

En mi primer post sobre esta ciudad os hablé también del primer libro de la “trilogía del siglo” de Ken Follet, y en el segundo post os contaba sobre el segundo libro, así que hoy me gustaría hablaros del tercero, “El umbral de la eternidad” el cual versa sobre la tercera guerra, la Guerra Fría. Es una continuación de las historias de los personajes de las cinco familias que forman esta trilogía. Sus nietos son, en esta ocasión, los protagonistas y con ellos continua la historia que se vivió en los años 60 tras las dos guerras, su lucha por la libertad cuando el mundo estaba dividido y gobernado por dos grandes potencias. Como siempre que leáis a Follet disfrutareis de una lectura adictiva, entretenida, poblada de muchos personajes viviendo nuestra reciente historia.

Recordad queridos nómadas que … if you are going to San Francisco be sure to wear some flowers in your hair.

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