Entre museos y presidentes. Washington.

El Distrito de Columbia, llamado poéticamente así por Cristóbal Colon, es el nombre oficial de la capital del país, y conocida por todos como Washington, en honor a su primer presidente. Los estadounidenses, muy dados a economizar en vocabulario, la llaman DC (disi en inglés).
 

Aquí estamos, y ¿sabéis una de las cosas que más me gustan? Todos los museos son GRATIS y no solo eso si no que, es el complejo museístico más grande del mundo. Así que ¡allá nos vamos nómadas!

La gran mayoría están en el National Mall, que no es un centro comercial, si no una explanada  al aire libre y parque con forma de cruz, esta es una ciudad muy masónica en muchos aspectos, ya veréis. En cada extremo de la cruz se encuentran cuatro de los monumentos más importantes de la ciudad.

Seguro que os suena el Monumento a Lincoln, con el que empezamos nuestra visita. Un pensativo Abraham aparece sentado, blanco y gigante. ¿Cuántas puestas de sol habréis visto desde sus escaleras en la gran pantalla?, hasta su cara fue la de un simio en la saga “El planeta de los simios”.
 
El gran presidente Lincoln.
 
Justo enfrente está la Reflecting Pool, la larga piscina desde donde Jenny gritó “Forrestttttt”
 
¡Encontré a Forrest Gump! Aunque este nada en vez de correr.
 
En otro de los extremos os encontraréis la parte trasera, y  la más conocida, de la casa privada más visitada del país, La Casa Blanca, por si queréis merendar con el Presidente.
Parte delantera de la casa que da a Pennsylvania Av.
Desde el rooftop del W Hotel tendréis una buena vista de la Casa Blanca y del obelisco mientras os tomáis una copa, hay muy buen ambientillo, aunque el precio compensa las entradas gratuitas de los museos.
El tercer extremo lo ocupa el Monumento a Jefferson, otro de sus presidentes y gran lector.
Desde el Monumento a Washington, el pirulí que está en medio de “la cruz”, y caminando hacia el Capitolio, que es el cuarto extremo, hay muchos museos. Pertenecen al Instituto Smithsonian y hay para todos los gustos. Uno de los favoritos es el Air and Space Museum, aviones, cohetes, la NASA, yo, por supuesto me fui a buscar a otra de mis heroínas.
El avión de Amelia Earhart, la primera aviadora que intentó el primer viaje alrededor del mundo.
 
En esos días estudiaba yo la historia de este país, y quería ver la tan famosa Declaración de Independencia que descansa en The National Archives, un museo GIGANTE para el trocito de papel… si es que los americanos, ya se sabe, BIG, BIG. Debo decir que me encantó verla.
El más divertido fue el Museum of American History, teniendo en cuenta que su historia moderna tiene poco más de 500 años, no es raro encontrarse con los TELEÑECOS expuestos, sí amigos, muy divertido. También admiramos los vestidos que las primeras damas llevaron en el baile de investidura, yo elegí el de una mujer a la que admiro mucho, Michelle Obama.
¿Recordáis a Michelle bailando con su apuesto marido?
 

 

Debo confesar que en el de National Museum of Natural History me pasé horas viendo amigos como este.
El que fue mi guía.
 
El edificio del Capitolio es de alta seguridad, por lo que las visitas son guiadas. Dentro es fabuloso, hay estatuas en muchas de sus estancias, a cada estado se le permite tener dos. Cuando entramos en el corazón del mismo, bajo su cúpula, que es impresionante, le dije al guía, ¡ese monje es de mi isla!, los mallorquines ya habréis adivinado quien es, sí, Fray Junípero Serra, el monje franciscano que fundó nueve de las misiones que dan el nombre a varias ciudades de California.
La Apoteosis de George en la cúpula, fijaos y le veréis allá arriba.
 
El Capitolio está enlazado a la Biblioteca del Congreso por un túnel subterráneo. Si sois tan amantes como yo de estos bellos hogares para libros, os la recomiendo, ya que es ESPECTACULAR y preciosa. En ella vi la biblioteca personal de Jefferson, sus libros estaban colocados en unos estantes circulares que formaban una circunferencia. No pude resistir comprarme una taza que llevaba una frase suya, “No puedo vivir sin libros”, me sentí muy identificada.
También podéis acceder a la Biblioteca del Congreso por esta puerta.
 
Otra de las visitas más populares, situada al otro lado del rio Potomac, es el cementerio de Arlington, donde se puede ver la tumba de Kennedy, o acortando JFK.
Muy cerquita en metro de toda esta zona de museos y monumentos, está  la ciudad universitaria de Georgetown. Tiene mucho ambiente, ideal para cenar allí, y si os gusta ver remar, podréis ver a los equipos entrenando en el rio.
Por allí aparecen los primeros remeros.
 
Algunos de vosotros me contáis que queréis visitar Nueva York y Washington en el mismo viaje. Es muy buena idea. Entre ambas se tardan unas seis horas en bus, podéis ir en tren o en avión.
Mi consejo es no intentar apurar el tiempo en Washington y hacerla en un día, sería una pena que os perdierais todo lo que la capital tiene que ofrecer, sobre todo si la visitáis cuando los cerezos están en flor.
Hoy os voy a recomendar un libro que deberías leer antes de ir a Washington; se trata de “El símbolo perdido” de Dan Brown, sin duda conocéis alguna otra obra de este autor al que le encanta la simbología y descifrar acertijos.
Entre secuestros y misterios Brown nos habla de los masones, y de toda la simbología que encontramos en varios de los lugares que hemos visitado. Tras leerlo y pisar la ciudad no podréis evitar buscarlos en cada rincón, sobretodo en la cúpula del Capitolio donde está representada la Apoteosis de George Washington, o en una gran estatua con su cara, que también os resultará familiar.

 
 Esta vez no os contaré más para que lo descubráis vosotros mismos, ¡disfrutad y descubrid!.
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Una respuesta

  1. como gran fan de todo lo relacionado con sociedades secretas…si algún día consigo ir a Washington estaré como loca buscando todas las señales que nos muestra en el libro y por supuesto también a los teleñecos..ja.ja…

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