El reino de Baréin.

Este pequeño país del Golfo Pérsico está compuesto de un archipiélago de islas, siendo Bahrain la más grande, que no lo es tanto, solo mide cincuenta y cinco kilómetros de largo y dieciocho de ancho.

Sus gentes son muy amables y agradables. Entre ellas está Mohamed, todo un caballero que me llevó a visitar algunos lugares de su país.

Empezamos por Qal’at al Bahrain, un fuerte portugués emplazado en una colina artificial creada por el ser humano con capas y capas de restos arqueológicos.

Fue, en su día, capital de Dilum, una civilización muy importante de esta zona del globo.

Me encanta ver como construían para mantenerse frescos, además de defenderse o usar el lugar como puerto de transacciones. Vimos además un lugar donde almacenaban dátiles y los secaban.

Desde las ruinas se puede admirar toda la silueta de la ciudad que contrasta con sus edificios tan modernos, de una arquitectura que juega con las formas y los hace interminablemente altos.

Alrededor del fuerte hay un pueblito de casitas típicas, como dijo Mo, el Baréin real. Vi algo que me llamó la atención, en todas las calles había banderas negras con una franja roja. Mo me contó que era porque celebraban Ashura, la muerte del nieto de Muhammad en la batalla de Karbala en el 680 a.C. Durante los primeros diez días se ofrece mucha comida a cualquier persona en la calle, además de a los pobres.

Dejando atrás las casitas llegamos a una granja de camellos, similar a unas caballerizas. Les hice muchas preguntas, quería saber si estaban bien cuidados. Todo parecía indicar que sí.

Les di de comer algo de hierba fresca y jugué un ratito con ellos, era la primera vez que veía camellos, me los imaginaba más grandes, aunque había de varios tamaños. Alguno hasta me daba besitos en la oreja.

Desde allí fuimos a un centro artesano. Es un bonito jardín rodeado de pequeños talleres donde cada artesano hace volar sus telares.

O barquitos típicos del lugar, entre otras cosas. Todos fueron muy amables y pude observar, y fotografiar, como creaban su arte.

En la siguiente visita llegamos a la CASA DEL REY, sí, sí, allí me llevó Mo. Se trata de la casa donde nació el padre del actual rey del país. Se llama Al Jasrah House, fue construida en 1907 y es un ejemplo de arquitectura tradicional Barení.

De nuevo andaba maravillada con su sistema de aire acondicionado. Su exterior es muy sencillo y sus paredes muy gruesas para aislar las habitaciones del calor. En su habitación de verano la cama está elevada hasta las pequeñas ventanitas laterales. En un clima tan caluroso conseguían proporcionar un entorno cómodo para sus habitantes.

 En esta cama roja, en el año 1933 nació, el Emir de Baréin.

La casa también consta de una habitación para las mujeres donde recibían a las familiares.

Contiguo a la casa hay un lugar destinado a la tenencia de animales, y una pequeña habitación con una gran vasija que usaban para mantener el agua fresca.

Ya de regreso a Manama, la capital, nos dirigimos a la Gran Mezquita de Al Fateh que solo tiene 31 años, pero que no deja de ser preciosa.

Hicimos un tour, una amable señora nos explicó como en el Islam adoran a un solo y único Dios, Allah, que significa eso, Dios. Es por ello que no hay santos ni vírgenes como en las iglesias católicas o budas en las budistas.

A los arquitectos les gusta decorar sus mezquitas, por ello buscan formas geométricas que encontramos en suelos, puertas y paredes. También usan la escritura, en la parte alta de las paredes podemos leer versos del Corán.

En señal de respeto, al igual que en iglesias, templos o sinagogas, hay que cubrirse el cuerpo, aquí además también la cabeza. Yo no perdí la oportunidad de pedirles a unas muchachas que me enseñaran a ponerme el pañuelo como ellas. Me puse además la abaya más bonita que encontré en el perchero.

Nuestra guía nos explicó como rezan y que dicen al rezar, fue un tour muy instructivo.

De allí fuimos al zoco al que llaman Bab el-Bahrain. Un lugar lleno de tiendecitas y bullicio, cualquier cosa se puede encontrar allí, desde especias a artesanía o exóticos perfumes, inlcuso un zapatero que me arregló mi albarca que se me acababa de romper.

En su centro vive el templo hindú  Shri Krishna de doscientos años de edad.

En ese momento había una celebración, con música, niños bailando y ofrendas. Me pareció encantador, nos invitaron a entrar y pasar un rato con ellos, me reitero, aquí todo el mundo es tan amable.

El zoco estuvo en su día frente al mar pero se ha ido construyendo y “creando tierra”, como en Dubái, y ahora estos edificios se encuentran delante.

A la derecha de la entrada del zoco hay un restaurante muy simpático, el Haji’s Café, que desde 1951 sirve comida local.

Baréin está unida a Dammam, Arabia Saudita, por un puente de 25 km y esta es su entrada.

Me gustaría unir a este artículo el libro de Julia Navarro, “La Hermandad de la Sábana Santa” una novela de misterio que comienza con un incendio en la catedral de Turín, donde veneran la Sábana Santa, y entraña intrigas que involucran a hombres poderosos y nos llevan por el camino que recorrió la Sábana, desde Jesucristo, pasando por los Templarios. Una trama que une historia y misterio, una mezcla adictiva.

 

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