Bermudas

Llego a las Bermudas en febrero 2022, la primera vez tras más de 20 años sin venir, y debo decir que no ha cambiado mucho. Es uno de esos lugares que podría decir se mantiene exclusivo. Paraíso fiscal y lugar donde florecen las aseguradoras. 

Famosa por el intrigante triángulo que forma con Puerto Rico y Miami; lugar donde barcos y aviones desaparecen misteriosamente. ¿La Atlántida, El Kraken, Ovnis? quien sabe, lo que sí sabemos es que la isla se encuentra en el Atlántico Norte y por ello en invierno sus temperaturas son más suaves, quizá el mar esté algo frío para nadar, pero el sol entibia amorosamente. 

Hamilton es la capital y en su entrada solía haber un personaje entrañable: Johny Barnes, también conocido como Mr.Feelgood, durante 40 años de 5am a 10am se dedicó  a dar la bienvenida a todo el que llegaba, sus palabras eran “te quiero”, “buenos días”, “Dios te bendiga” en inglés. En 2016 murió y la ciudad lo inmortalizó con una estatua, me parece una forma muy bonita de invertir las mañanas, como dijo la Reina Isabel II, Johny representa el verdadero espíritu de Bermuda. 

La calle principal Front St. está sembrada de casas y negocios de colorines, oh y la velocidad máxima 35km/h.

Y el negocio digno de mención es la tienda de ropa y bermudas The English Sports Shop que desde 1918 lleva vistiendo a los habitantes del lugar. La historia del nombre de este pantalón empezó durante la Segunda Guerra Mundial, cuando la temperatura en las tiendas de campaña aumentaba por el calor veraniego y las humeantes teteras, los soldados resolvieron cortar sus pantalones por encima de la rodilla, y un contraalmirante decidió llamarlas bermuda shorts” algo que pronto se popularizó.

Adivinad cual es el color oficial de las Bermudas, sí, el rosa, la iglesia de Saint Andrews lo demuestra. 

Saint Paul es otra de sus iglesias, y por supuesto, la bella catedral. Otra curiosidad es que está prohibido construir edificios más altos que ella.

La isla fue descubierta en 1505 por el español Juan Bermúdez, ahora ya sabéis de donde proviene su nombre, en 1612 fue fundado el primer asentamiento inglés, el más antiguo del Nuevo Mundo. La escultura con nombre “We Arrive” (llegamos) representa un día cuando, menos de un año después de la emancipación de los esclavos de las Bermudas un barco con 78 esclavos llegó empujado por una tormenta, se les ofreció su libertad el 18 de febrero de 1835.

El Bermuda Cabinet Building es como la Casa Blanca bermudeña. Junto a ella se encuentra el  memorial por los caídos en las dos guerras mundiales. 

El edificio del Departamento de Inmigración se encuentra sobre una colina en la ciudad, justo detrás de la “casa blanca bermudeña”. 

Bermuda Society of Arts tiene un jardín con  mucho arte, estatuas muy  chulas como una butaca de colorines, y mi favorita, niños leyendo junto a su maestra, que les enseña este bello arte.

La bahía Sinky, mar, verde, casitas de colores, buen tiempo …idílica.

En la plaza de la Libertad (Freedom Square) existía un hotel que desde 1861 fue pionero en turismo hasta que en 1955 un incendio lo destruyó.

Una de las playas más famosas e idílicas de la Gran Bermuda es la Horseshoe Bay (la bahía herradura) allí pasamos una mañana disfrutando del sol y sus maravillosas aguas, es tan fotogénica que sacamos fotos maravillosas.

En la colina Gibb Hill se encuentra el faro del mismo nombre, a su alrededor están los campos de golf de Turtle Hill, un deporte muy popular en el lugar, al igual que el cricket. Cerca la playa Cross Bay se parece a Grecia, con sus casitas blancas y azules. 

Se cree que la obra de teatro “La Tempestad” de William Shakespeare se inspiró en el naufragio del Sea Venture en 1609 navegando hacia las Bermudas.

Esta isla se convirtió y sigue siendo un destino de vacaciones exclusivo, para británicos, americanos y canadienses ricos, y alguna que otra princesa como la protagonista de la novela de la que hoy os voy a hablar “El librero de París y la princesa rusa” de Mary Ann Clark Bremer. Cuenta la historia de un elegante librero del barrio judío, en el París de los años 60, y una noble rusa amante de la literatura. Los dos están en la edad madura, aman la literatura, les unen los libros, sus historias, su amor por las personas y la belleza de los objetos. Maravillosa novela corta para leer frente las soberbias aguas bermudianas. 

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