Una mañana de domingo tuve la genial idea de ir al barrio de Trastevere desde mi casa atravesando el parque Villa Doria Pamphilij. Es bastante grande, la temperatura era buena, y no me importaba caminar.
Seguí sus caminitos y de repente me encontré con una muralla o un viejo acueducto, estatuas, fuentes y me dije, si esperabas solo encontrar césped y árboles es que todavía no eres consciente de que estás en Roma.
Estos grandes parques solían pertenecer a villa de familias adineradas del Renacimiento, por ello a mitad de mi camino me encontré un palacio, sí, el majestuoso y precioso palacio que da nombre al parque. Y como no, sus bien cuidados jardines.
Salí del parque por la que sería una de sus entradas, la más cercana al barrio de Trastevere, mientras oía una música de órgano que debía venir de alguna iglesia que no puede localizar, me pareció muy místico caminar por esos verdes jardines con ese tipo de música de fondo.
Seguí caminando, y fui a dar con el Museo della Memoria Garibaldina, que estaba cerrado por ser domingo.
Justo allí cerca, subiendo una pequeña cuesta, entré en un paseo arbolado por el que subí hasta llegar a una plaza encima de la colina, en su centro había una gran estatua, un monumento a Giuseppe Garibaldi, que fue un legendario general y el patriota que unificó Italia. La estatua da nombre a la piazza.
Esta colina lleva el nombre de Gianicolo (Janiculum) y se la considera la octava colina de Roma. Desde ella se pueden disfrutar de unas bellas vistas, otro de los maravillosos miradores de Roma.
El lugar es ideal para pasar un rato de relax, o encontrarse con amigos. Este domingo había un club de coches antiguos que me encantó, estaban todos aparcados para que pudiéramos disfrutar de ellos.
A Gianicolo se puede llegar directamente desde Trastevere, no hace falta darse la caminata por el parque, hay unas escaleras que suben a la colina.
Al subirlas ( o en mi caso antes de bajarlas) caminando unos metros más a la izquierda se encuentra el Instituto Cervantes de la Lengua Española, una institución que lleva la lengua española por el mundo. Frente a ellos se abren unas vistas estupendas, al verlas pensé, mira que bien eligen.
Frente al Instituto Cervantes veréis la Fontana dell’Acqua Paola, antes llamada Acqua Trajana. Fue un acueducto del siglo I construido por el emperador Trajano, del que ya os hablé en el libro de mi anterior post. Algunos la llaman la “otra Trevi”. Fue una pena que estuviera en obras y no pudiera verla en todo su esplendor, pero todo se andará.
Desde la bella Fontana me puse en camino hacia las callecitas del pintoresco barrio de Trastevere.
Como ya os conté en mi primer post está lleno de restaurantes y trattorias, algunas muy populares y con mucha cola. Claro, al ser domingo y todavía verano se entiende.
No me paré a comer, seguí hasta la plaza principal del barrio donde se encuentra la iglesia Santa Maria in Trastevere, que también le da nombre a la piazza y es uno de los lugares culminantes de la zona.
Al ser Roma la cuna del cristianismo aquí se encuentran las iglesias más antiguas del mundo, y la basílica de Santa Maria in Trastevere es una de ellas.
Se cree que fue la primera iglesia dedicada a la Virgen y como en todas las de Roma, hay que entrar con vestimenta discreta.
Desde allí me fui a ver otra iglesia, la Basílica de Santa Cecilia, la favorita de mi amigo Marco, al que no pude enviar ninguna foto porque estaba cerrada, en las dos ocasiones que fui. Muchas iglesias cierran al mediodía, así que tenedlo en cuenta si pensáis pasar por alguna de camino. Algo más que me queda pendiente.
Aunque estando en Trastevere la mejor idea es ir a comer algo rico y luego volver, ¿no creéis?
Este encantador barrio está ubicado al lado del rio Tíber, que os por donde os sugiero que lo visitéis. Frente a él se encuentra la Isla Tiberina, una isla dentro del rio con la cúpula de la sinagoga justo detrás de ella.
Caminando junto al rio hacia el Vaticano nos encontramos el Ponte Garibaldi sobre el cual podemos ver el bello Ponte Sisto y tras él la cúpula de San Pedro que le da el toque a la foto postal.
Y al tomar la curva del Tíber también nos aparece el Castello di Sant’Angelo, fortaleza y refugio de papas.
El castillo será nuestra última parada y el lugar desde donde empezaremos en el siguiente post, porque ahora llegó la hora de hablaros sobre un nuevo libro, y como no, vamos a seguir con Trajano, que tantas veces aparece en las calles de Roma, y el segundo libro de su trilogía “Circo Máximo” de Santiago Posteguillo. En él Trajano es ya emperador y conoceremos como fue su gobierno. En su afán por ampliar el imperio romano dirigirá dos guerras dacias, que marcarán el ritmo de esta novela entrelazadas con amor, amistad y secretos familiares. Seremos testigos de un juicio a una Vestal que nos llevará al mundo de las carreras de cuadrigas que se celebraban en el Circo Máximo, intrigas y conspiraciones, todo ello narrado de una forma clara y adictiva a la que nos tiene acostumbrados el autor, y que hará que nuestro camino por la historia romana sea entretenido y revelador.