¡Qué sorpresa! cuando seguimos chancleando las calles porteñas y nos encontramos a una pareja bailando un tango, MARAVILLOSO. Es lo que tiene esta ciudad, te sorprende a cada paso.
La Casa Rosada nos muestra el balcón de Evita abriéndose a la Plaza de Mayo, más allá las Casas del Gobierno se levantan imponentes, todo ello mezclado en el bullicio de la ciudad, una ciudad que me recuerda mucho a nuestra Madrid.
Me gustan mucho los contrastes que nos vamos encontrando a cada paso, una mezcla de edificios coloniales y edificios art decó, decidme, ¿creéis que hace honor a su apodo “la Paris de Latinoamérica“?, yo queridos nómadas creo que sí, es un bonito piropo y al visitarla veréis que es por su belleza, porque BA es única.
Tras un leve chubasco nuestras chanclas mojadas nos llevan a Palermo, el Soho porteño, lleno de encanto y colorido. Para mi alegría en la plaza del Viejo Palermo encuentro varios restaurantes vegetarianos, en un país tan carnívoro es todo un logro.
Mi amigo Lucas, el mejor cicerone de BA nos lleva al Krishna. Me pareció una opción deliciosa y con una decoración muy “delaindia”.
En esos días andaba enfrascada en la lectura de “La ladrona de libros” de Markus Zusak, una novela que me encantó, como todos los obras que cuentan historias donde los libros en sí son protagonistas esenciales. Este relato nos cuenta la historia de una niña que vive en la Alemania nazi; la familia que la acoge alimenta su pasión por los libros, ya innata en ella, mientras ella escribe y da forma a su propio libro.
Tengo debilidad por las historias que transcurren durante la guerra, donde esconden a judíos, ¿os gustan a vosotros?, si no lo habéis leído, os lo recomiendo, y no vale ver la peli antes, creo que lo disfrutaréis, al menos, eso espero, al igual que si decidís visitar la ciudad de Buenos Aires; hagáis una cosa o la otra, ¡contadme!, me encantará conocer vuestras opiniones. Nos vemos en el próximo post queridos nómadas.