Charleston, la Ciudad Santa.

Charleston es una preciosa, elegante y pintoresca ciudad de Carolina del Sur.

Su nombre deriva del que le dieron los británicos al colonizarla, la llamaron Charles Town, por el rey Carlos II de Inglaterra.

Tiene una gran bahía con mucha historia. En ella se encuentra la isla del Fuerte Sumter, el cual fue diseñado para protegerla y acabó convirtiéndose en el lugar donde empezó la Guerra Civil.

Desde The Battery, un dique marino de defensa, a las 04:30 del 12 de abril de 1861 dispararon el primer cañonazo contra las tropas de la Unión del fuerte y contra la bandera.

Hoy solo quedan unas ruinas de lo que fue el fuerte, al que se llega en un barco que sale desde varios puntos; yo lo cogí en el amarre que está junto al aquarium, tarda media horita y la travesía es muy relajante.

Si vais en el primero de la mañana, a las 09:30, os aconsejo llegar al menos media hora antes para sacar el ticket y embarcar, y si os sobra tiempo podréis echar un vistazo a un pequeño museo, además de recuperar el aliento si es verano, es una estación muy calurosa y húmeda y esta campeona fue andando hasta allí.

Otra ventaja de ir en el primero de la mañana es que a las 11am, después de una charla que da el ranger, izan la bandera, para ello piden voluntarios,  yo fui la primera en levantarme, como representación extrajera, claro está. Tras el acto regresamos a puerto. El tour tarda unas dos horas y quince minutos más o menos.

El water-taxi es otro divertido y acuático paseo que se puede hacer por $12. Para en varios lugares, entre ellos el Patriots Point donde está el Museo Marítimo, allí podréis visitar, entre otras cosas, un portaviones y ver un submarino de la Segunda Guerra Mundial, que de hecho van a hundir para crear un arrecife artificial.

Si tenéis suerte veréis delfines nadar tranquilamente por la bahía. También podréis admirar el tercer puente sujeto por cables más largo del hemisferio oeste. Se le conoce como el puente Ravenel o puente del rio Cooper, porque lo cruza.

Una vez en tierra os recomiendo un paseo por el Paseo Marítimo (Waterfront), donde os vais a encontrar una fuente que se ha convertido en un símbolo de esta ciudad, la Fuente de la Piña, en la que me metí emulando a Anita Ekberg en “La dolce vita”, efectos del calor …

Cuenta la leyenda que los marineros regresaban a puerto con muchas frutas exóticas, entre ellas la piña. Las esposas colocaban una piña en el exterior de sus hogares cuando el marido estaba en casa. Y yo me pregunto … ¿sería una señal para los amantes?

Es por ello que encontramos piñas por doquier, en casas, souvenirs, o fuentes.

Nosotras dimos gracias a los preciosos árboles del parque por su sombra y a la fuente de agua donde pudimos llenar nuestra botella.

Agradecimos también la visita de más delfines y el ver casas muy bonitas mientras caminábamos junto al mar hasta The Battery.

Si os adentráis una calle daréis con otro de los lugares que deben visitarse, Rainbow Row, la fila de arcoíris.

Trece casitas donde habitaron comerciantes en 1740, hasta que en 1931 una buena señora las compró y pinto de colores pastel. Se trata también del grupo más largo de casa georgianas intactas de los EEUU, las primeras se construyeron en 1680.

Desde el mar habréis visto que no hay ni un rascacielos en esta ciudad, y sí muchas agujas de campanarios.

El gran número existente de iglesias es la razón por la que la llaman la Ciudad Santa. Su catedral es preciosa.

Durante su independencia de la corona británica sus campanarios fueron pintados de negro, ya que eran un blanco fácil para las naves inglesas.

Una de las más importantes es la iglesia de San Miquel, construida en 1752 sobre una pequeña iglesia anglicana de madera que se construyó en 1680, hecho que la convierte en la más antigua de Charleston.

Esa iglesia era San Felipe, que después de quedar dañada por un huracán en 1710 la reconstruyeron un poco más lejos, en la calle Church.

En el cementerio de San Miguel están enterrados John Rutledge y Charles Cotesworth Pinckney, dos firmantes de la Declaración de Independencia.

La gran blanca e imponente iglesia se encuentra en la esquina de dos de las calles principales, Broad y Meeting, a esa intersección se la conoce como “las cuatro esquinas de la ley”.

Representan la ley municipal (ayuntamiento), local (oficina de correos), federal (juzgados) y eclesiástica (la iglesia).

Si buscáis la calle Broad en el mapa veréis que lo divide, parece ser que también dividía la zona sur, la de las grandes fortunas, y la norte, la de los comerciantes. Yo debo decir que las casas y mansiones que encontramos hoy son muy bonitas, tanto en un lado como en otro; adoro sus cestas colgantes, sus plantas en los balcones, sus colores, todas ellas son preciosas, no puedo quedarme con una sola.

Con el libro que sí me quedo hoy es con “Mil soles espléndidos” del mismo autor que “Cometas en el cielo” del que ya os hablé, Khaled Hosseini. Una perspectiva femenina de como son los matrimonios concertados en Afganistán, de la profunda amistad que nace entre dos mujeres, la llegada de los Talibanes y como cambia el país con esta nueva situación política. Un libro maravilloso que nos demuestra que desde el amor todo se puede.

Os cuento más cosas de esta bella ciudad en mi próximo post, ¡no os lo perdáis!

 

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4 respuestas

  1. Me encantó seguirte en este viaje a través de tus stories de Instagram😍!!!!
    Muchos besitos!!
    Deseando que escribas sobre tu paso por Roma, que me pilla más cerquita ☺️

  2. Hola guapa, me ha encantado. Hoy antes de hacer la siesta con mi marido, me he leido y me he transportado a esta bella ciudad que no pudimos visitar en la ruta que hicimos de New Orleans a Chicago.
    Muchos Besitos de colores

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