Un paseo por Greenwich Village y Washinton Square Park. Nueva York.

Una bonita mañana me recogió mi amiga Virginia y nos fuimos a visitar la ONU, o la Organización de las Naciones Unidas. Nos hacía ilusión ver el cuartel general de la organización internacional más grande que existe y que se fraguó tras la Segunda Guerra Mundial. Se puede visitar su planta baja sin tour y ver la gran sala de reuniones mientras los estados miembros arreglan el mundo.

Desde allí las vistas al Rio Este son espectaculares.

Y su terraza también lo es.

Me encantan las tazas, las uso todas, para mis infusiones o mis chocolates calientes. Me gusta comprarlas cuando visito lugares especiales, como la ONU, o que significan algo para mí; también me gusta explorar algunas tiendas donde sé que puedo encontrar algunas muy chulas o divertidas. Así que esa mañana al salir de la ONU y dejar a Virginia en el trabajo, no me pude resistir y me fui a la calle Broadway a echar un vistazo a la tienda Fish Eddy. Tienen cosas súper cuquis para la casa, di con una taza que me gustó y con ella en mano seguí mi paseo.

Qué guasa tienen en Fish Eddy, ¡a por el brunch pues!

Se me ocurrió que lo que mejor acompaña un buen chocolate caliente es un muffin, así que me dirigí al barrio de Greenwich Village, más concretamente a la calle Bleecker, donde se encuentra la primera Magnolia Bakery, la pastelería que tan famosa se hizo cuando salió en uno de los capítulos de “Sexo en Nueva York”.

Allí me compré un delicioso muffin y me fui a buscar un lugar donde comérmelo. Primero pasé por la calle Perry, que queda justo al lado. Es una preciosa calle residencial con árboles y escaleritas que llevan a puertas que me encantaría atravesar.

Una de ellas nos adentra al apartamento televisivo de nuestra Carrie Bradshaw. Un día Virginia y yo posamos delante de la “famosa puerta” para vosotros, aquí la tenéis.

Como he mencionado en tantas ocasiones, estar en Nueva York es como estar en una película, o serie en este caso. Ese día pensé en aprovechar que estaba en el área para ver el edificio del apartamento de otra popular serie, Friends, en la calle Grove. Todo este barrio tiene un encanto especial, no me extraña que lo elijan para tantos escenarios.

Siguiendo por la calle Bleecker pasé por la calle más corta de la ciudad, la Gay Street. Vine a esta calle por primera vez hace unos años con mi compañero Jeremy, el mismo con quien recorrí Nashville en bus. Os dejo prueba gráfica y divertida de ese día.

Tras unos pasitos más llegué a Washington Square Park. Es un parque con mucha vida, el cual me hacía especial ilusión visitar por un libro que me regaló Juan, mi compi de carrera. Su título es Washington Square y su autor, Henry James, un escritor neoyorquino que al final de sus días consiguió su nacionalidad inglesa.

El libro me encantó, lleno de monólogo interno y mucha conversación, se desarrolla en ese mismo vecindario a mediados del siglo XIX. La historia empieza con un doctor con muy buena reputación, exitoso y viudo. Vive con su hija Catherine, a la que ve como alguien soso y nada atractivo. Su fantasiosa tía Lavinia se muda a vivir con ellos. La niña crece y el padre la considera vulgar y sin gusto, aunque parece ser el único que piensa así, y la suya es la única opinión que le importa a Catherine.

Un día, en una fiesta, conoce a un cazafortunas que la corteja, su padre no cree que Morris esté con ella por su atractivo, si no por su dinero. Al enterarse que nuestra protagonista solo va a heredar la fortuna de su madre y no la del padre, la traiciona y la deja. James narra la historia del cortejo, la gran imaginación que tiene Lavinia, como Catherine nos muestra sus múltiples talentos, aunque Morris y su padre la consideren sosa. James usa el lenguaje para que cada personaje se muestre como es.

Nuestra protagonista se queda para siempre soltera, disfrutando de los pequeños placeres de la vida y siendo feliz con sus hobbies, sin nadie que la controle; las opiniones de su padre también dejarán de importarle, su voluntad es más fuerte que todo ello.

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Mis viajes alrededor del mundo siempre acompañados de un buen libro. My travels around the world always accompanied by a good book.