Ubud, el paraíso del yoga. Bali.

Hora de regresar a Bali, otra opción es ir a las islas Gili, pero yo personalmente llevo tanto sol acumulado que me apetece algo de selva. Así que embarcamos en el barco de regreso al puerto de Sanur y desde allí nos dirigimos a Ubud, el paraíso del yoga y los restaurantes veganos.

Nos quedamos en Manuaba Inn, que podéis encontrar en booking.com, como la gran mayoría. Nos cuesta 180K con desayuno incluido entre dos, una ganga. Es céntrico pero tranquilo y la dueña muy dulce y encantadora, como todos los habitantes de este lugar. De nuevo es como vivir en un templo.

Tras comer algo nos dirigimos bajo el sofocante sol al Yoga Barn, uno de los motivos principales por los que estamos aquí.

Es el paraíso del yoga, inmersas en verdes jardines unas cinco shalas amplias y maravillosas surgen para ofrecer clases de yoga y meditación a todas horas.

Existe la posibilidad de hacerse todo tipo de tratamientos holísticos, bastante caros, eso sí.

El café ofrece espacio para trabajar, comer rico, sano y vegano, todo ello en una atmosfera tan zen que hace que me quiera quedar a vivir allí.

El barn es mi mayor gozo estos días, el calor dificulta cualquier actividad, por eso me gusta ir por la mañana temprano o por la tarde, y al salir voy a darme un masaje a Angelo’s Store donde venden cositas naturales y donde trabaja Siwi, la MEJOR masajista que he probado en este lado del globo, este es su número +62 813 3765 8495.

Una mañana lluviosa quedamos con el joven Ismael, un follower que había contactado conmigo. Los tres nos vamos a ver el Palacio de Ubud que se levanta en el centro la ciudad.

Una ciudad repleta de scooters y que se abastecen en estas “gasolineras“. Nos recomiendan usar el transporte ubudiano, para apoyar la economía local.

Cerca se encuentra el jardín del templo Saraswati, un lugar mágico con un lago que lo hace muy especial.

Bajo la lluvia nos movemos rápido, el sol sale y nos da una tregua para entrar en el Monkey Forrest, una visita obligatoria.

Allí habita una gran población de monos. Campan a sus anchas en el templo y sobre algún visitante.

Existe un pequeño cementerio donde esperan algunos cuerpos a ser cremados, que es la tradición aquí en Bali. Cuando una familia no tiene muchos medios esperan a que hayan fallecido varios miembros y cremarlos conjuntamente.

Salimos de allí con hambre y algo mojados después de otro aguacero, así que paramos en Elixir Café, vegano y de platos generosos.

Ismael y yo queremos hacer la excursión nocturna al volcán Batur, reservamos en uno de los stands de guías locales por 325K. Mientras charlamos con una pareja de Chile un joven nos pide amablemente que nos movamos, está haciendo una foto, me giro al rato y lo veo meditando junto a la cámara, alguien me había dicho que algunas personas lo hacen frente a la comida o el menú también, esperando la respuesta del universo imagino, es parte del encanto del lugar.

Allí cerca está la casa de Wayan, el gurú de Julia Roberts en “Come, reza, ama”.

Hora de partir, nos recogen a las dos de la mañana en casa, y en menos de dos horas en coche llegamos al “campo base”, donde nos ofrecen desayuno y nos asignan un guía, no se puede subir sin uno, por ello sale más a cuenta reservar un tour. Junto con dos parejas de Indianápolis, dos guías y las linternas que nos proveen, empezamos a caminar. Otros grupos hacen muchos descansos, pero nosotros (ellos por jóvenes y yo por tener la mente bien entrenada por Crossfit Entreno Cruzado) le pedimos al guía que no pare más, ¡como unos champions!

Sin más altos alcanzamos la cima del volcán Batur, y poco a poco empieza a salir el sol.

Desde allí nos metemos en el cráter entre el vapor, yo estoy flipando, nunca había estado dentro de un volcán activo antes, es asombroso.

Bajamos cresteando y al tomar otro camino de regreso disfrutamos de un espectáculo doble.

Llegando al final del camino, ya de día, pasamos por granjas donde cultivan vegetales, nuestra guía trabaja en una de ellas y nos cuenta como es su vida.

Una vez de regreso en Ubud quedamos con Virginia en Kafe para tomar algo fresco. Las calles de Ubud están llenas de restaurantes, cafés y tiendecitas muy chulas, también existen muchos yoguis, y algún que otro “iluminado” como los llama Héctor, son muy graciosos.

Además del dios Arjuna, apodado “sagitario balinés“ por Isaac, en el centro de alguna rotonda.

O decoraciones un tanto … graciosas.

Si quereis souvenirs podeis visitar el gran mercado “guiri”, id preparados para regatear, no nos parece muy barato y hay mucho de “lo mismo”, pero es divertido y pintoresco.

En nuestra última noche cenamos a Atman Kafe como despedida, una cena deliciosa en un lugar muy cuqui y sin plástico.

Bali otra vida, otro maestro, como el libro de Brian Weiss “Muchas vidas, muchos maestros” donde este psiquiatra, afincado en Miami, nos narra de una forma entretenida y anovelada casos en los que sus pacientes, en terapia de regresión, recuerdan vidas pasadas y gracias a ellas sanan. En una mezcla de romance y espiritualidad nos manda un mensaje de toma de conciencia, y comparte con nosotros como esta terapia y el descubrimiento de esas vidas pasadas cambia su visión para siempre.

 

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2 respuestas

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