Playas, puertos y jardines de Sídney.

 

En verano en Sídney, disfrutar de sus playas es obligatorio.

El mar de Tasmania se adentra en la bahía de Sídney. Una de sus playas que queda más al norte es la playa de Balmoral, la primera que visité.

Decidí ir en bus, era muy fácil. Cogí el B1 en la parada que está frente a la estación de Milsons Point hasta Mosman, que estaba a solo dos paradas más de Balmoral. Se trata de una playa tranquila y familiar de aguas fresquitas, un eufemismo de ¡congeladas!

Al regresar di un paseo por Mosman y fue cuando vi la primera de las muchas fuentes que me fui encontrando por el país. No solo puedes beber de ellas sino que además tienen la opción de rellenar la botella de agua, animando así al ciudadano a no usar plástico, también se puede dar de beber a los perros en un bol que tiene más abajo, ¡es un todo en uno!

Un domingo lluvioso quedé con mi amigo Philip, que vive en Madrid y estaba en Sídney por trabajo. Fui a verle a Darlinghurst, que es la zona LGBT de la ciudad. Allí dimos un paseo por un embarcadero. Él tenía que descansar así que me fui en bus hasta la playa de Bondi, como veis le daba mucho uso a mi opal card y al transporte público. Los domingos hay tarifa plana, con 2,70 dólares puedes coger todos los buses o trenes que quieras.

Bondi Beach es uno de los iconos de esta ciudad, y una de su playas más famosas, la que más ha salido por la tele, revistas y postales. Aunque el día no era bueno había bastantes surfistas en el agua, si hay olas que más da si llueve, ¿verdad?

Todos los domingos se celebra allí un mercado, llegué cuando estaban cerrando, así que me queda pendiente para otra ocasión. Y lo que también dejé para la próxima fueron las caminatas de unos seis km. por el sendero costero a las playas de Congee o Bronte.

El día que hice el Free Tour conocí a la encantadora Karen, una nómada de Manchester. Un día quedamos para ir a la playa de Manly en barco. Cogí el ferry desde Luna Park hasta Circular Quay, que es donde nos encontramos. Desde allí cogimos otro ferry a Manly. Os lo recomiendo encarecidamente, es fantástico hacer este recorrido en barco, podréis admirar la bahía desde el mar.

Llegando a Circular Quay.

Es una playa muy popular entre los surfistas, con corrientes fuertes y vigiladas constantemente, eso no impide que esté abarrotada de gente jugando al vóley playa, nadando, donde está permitido claro, o haciendo surf.

Tiene mucha vida y restaurantes que pintan muy bien. Encontramos uno, el Banana Blossom, donde nos comimos un bol gigante y vegano llamado “pure Buddha”, rico, rico.

Tomamos el ferry de regreso, para volver a disfrutar de otro tramo precioso mientras el sol bajaba. 

Otra playa que se puede visitar en ferry desde Circular Quay es Watson’s Bay, que está a solo dos paradas, es una pequeña península donde se puede caminar junto al acantilado, y parar a tomar una tostada y un chocolate en esta mini playita rodeada de pájaros que quieren robarte la comida. 

Ojo al ladronzuelo que nos encontramos al volver al barco. 

 

Darling Harbour es otro de esos lugares con encanto de esta ciudad, con muchos restaurantes para cenar o tomar algo, además cada sábado noche, a las 21:00lanzan fuegos artificiales, otra buena excusa para dar un paseíto por allí.

Llegamos antes de que el sol se pusiera y pudimos disfrutar de esa luz azul que lo inunda todo antes de oscurecer por completo.

Junto al Puerto de Darling vi que estaba el Jardín Chino de la Amistad, tomé nota mental esa noche y regresé a visitarlo en mi último día en Sídney.

El Chinese Garden of Friendship es un pequeño oasis de paz en medio de la ciudad, donde puedes pasear, tomar un té o hacer alguna actividad con los niños. 

O leer un libro como “El curioso incidente del perro de medianoche” de Mark Haddon. Un libro corto cuyo narrador es un niño de quince años con síndrome autista, aunque en ningún momento se menciona. El niño investiga la muerte del perro de su vecina, usando una lógica aplastante que deja al lector boquiabierto. El personaje no entiende las expresiones faciales que muestran sentimientos, lo que sí tiene es una memoria fotográfica y es un as de las matemáticas. Vive con su padre que le miente sobre su madre a la que él cree muerta y que vive en Londres, donde decide ir a buscarla al descubrir sus cartas, él solo en tren. Una obra maestra narrada desde la visión que tiene Christopher del mundo y como descubrió quien mató el perro a medianoche.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                        

Una respuesta

  1. Hola, me encantan tus posts. Qué bonito todo lo que nos muestras, y dónde no estuve nos lo haces imaginar como si estuviéramos allí.
    Un abrazo Darling.

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