Navidades en Granada.

Hoy recuerdo la navidad que pasé en la bella ciudad de Granada. La mamma y yo llegamos el día 24, a punto para la Nochebuena. La pasamos con la familia de Juan y Luciano, a quienes yo todavía no conocía y de nuevo, la magia navideña brilló. Nos acogieron con mucho cariño y juntos disfrutamos de las delicias de la tierra preparadas con amor.

El día de navidad amaneció lluvioso, pero eso no nos detuvo. Tras desayunar ricas saladillas, un tipo de pan al que no me podía resistir cada mañana, cogimos camino hacia la sierra. Nos encontramos con bonitos lugares como este manantial en el Valle de Lecrín, del que se cuenta que nació de las lágrimas derramadas por unos amantes.

Desde allí nos dirigimos a Las Alpujarras, pueblecitos blancos que decoran la falda de las montañas de Sierra Nevada.

Están protegidas como Parque Nacional y Natural de Sierra Nevada y como histórico-patrimonial, y al verlas entenderéis el porqué.

En uno de estos pequeños pueblos vimos jamones serranos curándose en el balcón, me resultó curioso, aunque no extraño que en aquellas alturas y clima eso fuera posible.

Pero lo mejor fue un delicioso aroma que nos embargó, ¡venía de una pequeña fábrica de chocolate! Era muy cuqui, no nos resistimos a comprar las delicias que allí ofrecían.

El día 26 nos esperaba la fabulosa ciudad palatina de la Alhambra. Una fortificación que solía albergar toda una ciudad en su interior.


Su etimología nos dice que su nombre significa “la roja” y hay varias teorías sobre el origen de este nombre. A mi me gusta la que dice que al ser construida de noche se veía roja a la luz de las antorchas, es más romántica.

En sus fortificaciones situadas en la colina Sabika, uno de los puntos más elevados de la ciudad, encontramos varios palacios.

Además de bucólicos jardines, como el Generalife. Como los árabes venían del inclemente desierto crearon infinidad de jardines que llamaban al recogimiento, esa era también su idea del paraíso.

La que a mi me parece la joya de la corona y que se encuentra dentro del Palacio Nazarí es, el Patio de los Leones, es difícil de describir una maravilla que ha perdurado tantos años y bajo tantos reinados. En su centro se haya la fuente con sus doce leones, la única figura animal. El Islam no contempla ni figuras humanas ni de animales en su decoración.

La Alhambra debe ser visitada, si intento explicaros las maravillas que vimos y su perfecta geometría de formas, su belleza se va a diluir como la tintura roja en el río Darro.

Tras pasar la mañana deleitándonos con la Alhambra bajamos al centro de la ciudad a comer algo. Fuimos a la que probablemente es la calle con más vida de la ciudad, la calle Navas, que bullía con restaurantes de tapas y bailarines de flamenco mostrando su arte; una bailarina era japonesa, sí sí, y lo hacía maravillosamente. Encontraréis la plaza  del Ayuntamiento al principio de esta calle.

Al día siguiente fuimos a dar un paseo, tenía muchas ganas de visitar su catedral renacentista, no se si os he contado que me apasionan, cualquier templo de hecho, al igual que las bibliotecas. Así que allí nos fuimos, a admirarla, otra belleza difícil de describir.

Rodeándola encontramos el mercadillo de especias más occidental  de la Ruta de la Seda y el más antiguo de Andalucía que se ha mantenido sin interrupción.

Para mi sorpresa en la misma calle estaba la Madraza, creada en 1349, lugar donde se enseñaban lenguas, leyes, retórica, medicina y filosofía.

Me recordó al libro “El médico” de Noah Gordon. Las madrazas eran los centros de sabiduría árabe y esta sigue siendo realmente hermosa. Pertenece hoy en día la la Universidad de Granada.

Unos de los barrios más bonitos de la ciudad es el Albaicín, sus callecitas estrechas rebosan encanto y muchos toques árabes, herencia de los quinientos años del Al Andalus. Os recuerdo que Granada fue él último reino árabe de la Península Ibérica, conquistado en enero de 1492.

Desde la iglesia de Santo Domingo se puede disfrutar de la mejor vista de la fortaleza de la Alhambra, ¡qué privilegio vivir allí! Si es que estoy enamorada de esta ciudad, ¡qué ganas de visitarla en primavera!

¿Sabéis por qué debe ser divina en primavera? Por los Cármenes que la decoran. Son jardines preciosos. En un día lluvioso visitamos el Carmen de los Mártires, es algo más que una casa con su jardín y su huerto, es un mini paraíso que incluso en invierno está precioso.

En él podréis encontrar, todavía en funcionamiento, parte del sistema de aguas árabe que trae el agua de la Alhambra. Muchos de estos sistemas siguen en funcionamiento hoy en día y ellos sirvieron de base para los sistemas más modernos.

Paseando por la ciudad nos encontramos el punto donde donde convergen, el río Darro y el río Genil. Dimos un paseo por allí cerca, empezando por la Plaza Nueva y siguiendo por la carrera del Darro.

En la carrera del Darro se encuentra otra bonita y barroca iglesia, Nuestra Señora de las Angustias, esta es su cúpula.

Hoy me gustaría hablaros de un libro que me recomendó nuestro amigo Luciano hace ya algunos años, y que al visitar Granada me alegré de haber leído, se llama Leon el Africano de Amin Maalouf. Se trata de una novela histórica que cuenta la historia de Hasan, quien nació en Granada antes del 1492, en unos tiempos en los que los árabes eran desterrados del país. Él emprende un gran viaje que le llevará a fusionar las culturas árabe y cristiana. Amin nos va narrando todos los hechos históricos que sucedieron en las diferentes ciudades por las que Hasan va pasando, desde Tombuctú, los reinos de Níger y el Nilo, Constantinopla hasta llegar a la Roma de los Medici.

Una novela que disfruté mucho y que os recomiendo leer si vais a visitar la hermosa Granada queridos nómadas.

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