Nashville, la ciudad de la música

Literalmente, toda ella respira y vibra música; con razón Roy Orbison se inspiró en sus calles para escribir “Pretty Woman”.

La pequeña ciudad de Nashville, en el estado de Tennessee, es la cuna del country por excelencia, además de la ciudad que más está creciendo del país.

Nada más llegar, nos ponemos el sombrero de cowboy y ¡a la calle Broadway nos vamos!, calle repleta de bares con música en vivo, si tenemos suerte hasta podremos ver a Keith Urban, Taylor Swift, Garth Brooks o algún otro crack de la música en una jam session.

Llevad DNI, si bebéis os lo pedirán; yo soy más de agua, aunque me lo pidieron para entrar en algún sitio también.

Al principio de Broadway, cerca del Bridgestone Arena está el bar donde empezó todo, el Toostie’s Orchid Lounge, hogar de la música country.

Justo detrás está el Ryman Auditorium, construido en 1892 para ser un “Tabernáculo de Gospel” y convertido en el templo de la música y escenografía cuando, en 1901, construyeron su primer escenario. Allí los más grandes actuaban, y como el alcohol no estaba permitido, se escapan entre canciones a “tomar algo” al Tootsie’s, al que llegaban en 16 pasos y regresaban en 32.

También ha sido el hogar del Grand Olé Opry, que empezó como una estación de radio.

Disfruté mucho de la visita “backstage”, un encantador David nos contó muchas anécdotas, “entre bastidores”, de muchos de los grandes que actuaron en el Ryman.

Allí podréis ver también un documental sobre la historia del lugar y de la gran escenógrafa, Lula C. Naff, que lo impulsó, en unos días en los que la industria era dominada por los hombres. Os recomiendo ver el documental primero y así todo lo que os cuente David tendrá más sentido.

Y si seguís “museísticos”, como estaba yo, el Museo de Johnny Cash, gran estrella con mucho carisma, como dice el amable Randall que os recibirá, es una opción muy top. Os aconsejo ver la película “En la cuerda floja” antes de vuestra visita.

No se puede visitar a Johnny sin subir al Pasty Cline Museum, la primera mujer que cantó solo en la música country. Su canción más conocida es “Crazy”, seguro que la conocéis.

Si compráis los tickets para ambos museos os harán un descuento. No son muy grandes y os dará tiempo a verlos juntos.

El que sí es grande es el Museo y Salón de la Fama de la Música Country, allí podréis ver desde ropa, instrumentos y discos, hasta el Cadillac dorado de Elvis y otro con manecillas en forma de revolver, muy excéntrico.

Aseguraos de comprar el ticket que incluya el Studio B, ¿por qué? Porque es el estudio donde Elvis pasó 15 años grabando sus discos. Os llevarán en bus, y además de contaros muchas anécdotas y cuan feliz era él allí, podréis experimentar algo, que no os voy a contar, porque me gustaría que se os pusieran los pelos de punta, como me pasó a mí.

Os podréis hacer una foto con el piano favorito del Rey.

Al salir del museo, en la plaza que tenéis en frente os encontraréis el Paseo de la Fama de la Música, sí, estrellas en el suelo como en Hollywood.

Cerca de allí está el Rio Cumberland, desde él se pueden ver los edificios más antiguos de la ciudad, y el más moderno y característico de Nashville, el Bat Building, y aquí tenéis el porqué de su nombre. Aunque la idea era que se pareciera a un antiguo receptor de teléfono, las dos antenas le dan un aspecto más “batmaniano” ¿verdad?

Allí junto al rio salen unos bus-tours por la ciudad, nosotros hicimos uno de una hora, donde Starlene nos contó muchas cosas, como que la industria principal no es ni la música, ni el wiski (la destilería Jack Daniel’s está a las afueras), si no la atención sanitaria.

Pasamos por el State Capitol y el Bicenntennial Park que es ideal para pasear, leer, correr o hacer yoga.

Cerca queda la iglesia más antigua de la ciudad Santa María, usada de hospital durante la Guerra Civil por ambos bandos.

El Hotel Hermitage es el hotel de cinco estrellas más antiguo de la ciudad desde 1910, es precioso, vale la pena ir a verlo, y entrar al baño de los hombres, ¡sí! nos dejan.

Vimos alguna de las 21 universidades que pueblan esta ciudad, razones por la que la llaman “la Atenas del Sur”. Y qué mejor que el Partenón, réplica a escala real del de Atenas, para representarla.

Una de estas universidades tiene, desde 1871, un grupo de góspel llamado Fisk Jubilee Gospel que cantaba para recolectar fondos para la universidad. Parece ser que cuando actuaron ante la reina Victoria en Inglaterra ella les dijo, “de donde venís tiene que ser una ciudad musical” y de ahí salió el apodo de Nashville, “the music city”.

Hoy dedicaré el libro Chamán de Noah Gordon a esta ciudad, grande en atención sanitaria. Si habéis leído “El Médico” el primero de esta saga, este os encantará. Rob Cole llega a Boston donde trabaja con un cirujano. Más tarde se dirige como colono al oeste a practicar medicina, allí encuentra el amor con una mujer sanadora india. Novela llena de historias de amistad, lealtad, violencia, y un maravilloso legado que le dejan al hijo de ambos.

Y para despedirnos hoy nos vamos a bailar baile en línea al Wild Horse salón, en la 2ª Av.

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