Cruzando a Brooklyn.


Esta mañana he ido a la zona sureste de Manhattan, al museo Tenement o Museo de la Inmigración. Se trata de un edificio situado en la calle Orchard, donde nos muestran cómo vivían los inmigrantes y refugiados que llegaban en barco al Lower East Site de Manhattan desde 1840 en adelante, hasta que el edificio quedó abandonado y Ruth Abraham decidió rescatarlo y contar su historia convirtiéndolo en un museo. No permiten fotos en su interior.

Yo creí que iba a ver el museo entero en una visita, pero no es así, cada tour enseña un apartamento o negocio en alguno de sus años, por lo que hay que reservar y cada tour es un ticket. Yo elijo el primero disponible que es uno de los dos negocios, regentado en sus días por una pareja de alemanes.

Una de las formas de llegar a Brooklyn es caminando desde el metro City Hall, parada que queda junto al bello Ayuntamiento. Lo rodean varios edificios de un estilo que tanto encontramos aquí, Art decò, me quedo obnubilada por un rato paseando entre ellos.

Me centro, cruzo el puente de Brooklyn caminando, me paro, saco fotos a ambos lados, sonrío, este debe ser uno de los puentes más famosos del mundo, ¿no creéis? Me encanta, soy feliz.

Al llegar cruzo hacia la derecha donde está Brooklyn Bridge Park, allí hay una parada de taxis acuáticos, que es otra forma divertida de llegar.

Desde ese punto admiro el que es, probablemente, el skyline más famoso del mundo. Si esta foto hubiera sido tomada antes del 11 de septiembre del 2001 contendría las dos famosas Torres Gemelas.

A la izquierda del puente hay un gran parque ideal para comerse un picnic y ver el atardecer. En Jane’s Carousel no solo se admira la silueta de la ciudad sino también de nuestro protagonista, para una amante de Nueva York este uno de esos momentos que se queda contigo para siempre.

A las espaldas de este parque hay tantos lugares chulos para tomar algo o comer, como la vieja fábrica convertida en el TimeOut Market, y cuyo RoofTop es ideal para disfrutar de bonitas vistas de los puentes de Brooklyn y Manhattan.

Esa zona de Brooklyn se llama DUMBO, (Down Under Manhattan Bridge Overpass), tiene muchos lugares fantásticos para comer su famoso brunch.

Adentrándome en sus calles paso por la calle Washington, si os preguntáis que tiene de especial, os cuento que es esta captura del puente de Manhattan, una de las fotos  más icónicas de esta parte de la ciudad.

Había quedado con Virginia junto al rio, no ibais a creer que me iba a explorar sin ella, ¿verdad? Llegamos al puente que da nombre a otro gran barrio de Brooklyn, Williamsburg.

Desde Bushwick Inlet Park también disfrutamos de las grandes vistas que no nos cansamos de admirar.

Este barrio es muy bonito, con sus edificios de escaleras colgantes que tanto vemos en las películas y rincones encantadores para tomar algo. Núcleo que alberga personas de diferentes nacionalidades y atrae la cultura hípster. Lo inundan galerías de arte, tiendas de ropa y artículos de segunda mano.

El Street Art o arte urbano está a la orden del día nómadas, existe una gran oferta, lo cual me encanta porque soy fan.

Caminando algo más al sur pasamos junto al edificio del Williamsburg Savings Bank que abrió sus puertas en 1875, por lo tanto está listado como edificio histórico.

Esta área es también zona de residencia de los judíos ortodoxos. Si no habéis visto la serie de Netflix “Unorthodox” os la recomiendo, está basada en una historia real y nos da un visión más interna de como viven y mantienen algunas tradiciones ancestrales en contraste con una de las ciudades más modernas del mundo.

El edificio de la Academia de Música también lleva un tiempo por aquí.

Y algo menos el muy moderno pabellón deportivo Barclays Center.

De camino a Prospect Park nos sorprende un gran edificio, adivinad cual es, sí, ¡la Biblioteca! Solo puedo decir que es ESPECTACULAR, mirad que puerta.

En una esquina del parque hay una rotonda con mucho estilo, la decora este gran arco en Memoria de los Soldados y Pescadores.

Estamos listas para una clase de yoga, nos encanta ir a Yoga to the People. Estos centros funcionan con donaciones, hay otros dos en Manhattan y en San Francisco. Nuestra clase preferida es la de vinyassa flow que hace que regresemos a casa flotando cual “floating yogis”, os lo recomiendo para empezar una mañana o acabar un día feliz.

En el vuelo de regreso leí el primer libro de Elisa MayoLas brujas de hoy no necesitan escoba para volar”. Entretenida historia que tiene como escenario un hotel de playa. La protagonista Estrella, madre de dos y divorciada, organiza eventos en el hotel, cuando conoce a Javier, que resulta ser el nuevo director. Ella y sus dos mejores amigas harán lo posible para que el padre de Javier y dueño del hotel no lo cierre y deje a muchas familias sin trabajo. Mientras, la chispa del amor se enciende y va creciendo entre Estrella y Javier. Historia fresca, veraniega y divertida, donde se mezclan la amistad, el amor, el compañerismo y el trabajo bien hecho.

 

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Mis viajes alrededor del mundo siempre acompañados de un buen libro. My travels around the world always accompanied by a good book.