Alaró. Mallorca

 


Hoy os voy a contar cositas de un pueblo muy bonito de la isla mediterránea de Mallorca, el primero de la lista en orden alfabético, hecho que lo convirtió en el primer pueblo de la ínsula en obtener electricidad en 1901. He aquí su torre.

Antigua alquería musulmana llamada Olorón. Su historia documentada empieza en el siglo XIII a partir de la conquista catalana y toda ella gira en torno a su castillo.

Puedo llegar en coche por el autopista de Palma a Inca cogiendo la salida de Consell, o en tren desde la Plaza España de Palma, bajándome en la parada de Consell y tomando el pequeño bus que me llevará al pueblo.

Su industria principal ha sido el calzado hasta hace poco, sus fábricas han desaparecido y ya solo queda la sede, fábrica y tienda de las botas Tony Mora en el km.4 de la carretera. 

Me adentro por la calle principal, está bordeada de árboles conocidos como “plateros” que ofrecen sombra y encanto.



Paso por algunos bares y cafés locales. Me gusta mucho el Cycling Planet, allí me arreglan mi bici y tiene un ambiente ideal para sentarme a leer o escribir mientras tomo un rico te. Su interior está decorado con las maderas del velódromo donde su dueño ganó muchas carreras.

La isla es muy popular entre los ciclistas que llegan a grandes oleadas en primavera. Sus montañas y planos invitan a rodar y hacer paraditas para merendar es lugares idílicos. El mismo efecto tiene sobre los excursionistas.

Casi al final de la calle principal se encuentra una tienda que lleva abierta más de cien años, C’an Bou. Nunca pierdo oportunidad de entrar y saludar a su anciana dueña que frente a la ventana, ve la vida pasar mientras lee el periódico, ella y los rasgos originales de este comercio, donde venden casi de todo, me transportan en el tiempo.

Girando a la izquierda llego al corazón del pueblo, a su plaza.



Junto a ella veo el Ayuntamiento que alberga en su interior dos gigantes, Cabrit y Bassa, dos nobles que defendieron el Castillo, situado sobre la montaña, contra la ocupación catalana. Al no reconocer al Rey Alfonso como su rey, ambos fueron quemados sobre brasas.

Preside la plaza la iglesia de San Bartolomé, testigo de los bautizos, bodas, comuniones y funerales de los lugareños. Su construcción duró desde 1626 hasta 1785,  su interior es gótico y su fachada modernista, lisa y sin mucha ornamentación.

Tengo la suerte de poder explorar sus “entresijos” hasta llegar al reloj, que hoy en día sigue marcando las horas gracias a este bien engrasado sistema.

Su torre del campanario me ofrece estas vistas.

La rectoría es un ejemplo de gran casa mallorquina que me recibe con un bonito patio de naranjos, pozo de deliciosa agua y grandes estancias. Allí también custodian las reliquias de las costillas de Cabrit y Bassa, tras algunos robos que sufriera el castillo hace unos años.

El pueblo se divide en “los d’amunt” (los de arriba) donde todo empezó y “los d’avall” (los de abajo) que fue hacia a donde fue creciendo el pueblo.

Donde se reunía la población para lavar ropa hace muchos años era en Es Pontarró, lavadero cuyas aguas fluyen aun hoy desde la fuente de Ses Artigues.

El patrón del pueblo es San Roque, celebrado el 16 de agosto, cuando salen a pasear los gigantes que viven en el ayuntamiento. Una de las celebraciones de esta semana festiva son “los dimonis”, un grupo de demonios que bailan al son de los tambores y juegan con fuegos artificiales. Os animo a salir vestidos con ropa que os cubra la piel y bailar con ellos, entrareis en una especie de trance, es muy divertido, aunque penséis como mi amigo Craig de Cape Town cuando dice, “los mallorquines estáis locos” (no se perdió ni una fiesta, debo añadir). A ellos les acompaña “Na Marranxa” y para los niños “Na Marranxeta”

Otra de las celebraciones en las que participa casi todo el pueblo son “ses carrosses”, carrozas creadas por los locales que salen a dar una gran vuelta por el pueblo hasta el ayuntamiento, allí las votan y premios varios son entregados a las afortunadas.

A principios de octubre tiene lugar la feria artesanal que congrega a grandes artesanos que nos ofrecen sus maravillosas creaciones. La ratoncita Pérez es obra de @amiguruska, una cucada.

El siurell es un silbato de arcilla muy típico que viene en diversas formas, creado en esos años lejanos por mujeres y usado para controlar los rebaños y componer canciones.

El pueblo tiene una gran oferta de hoteles de interior, grandes casas típicas mallorquinas que mantienen todos sus rasgos y son convertidas en hoteles con encanto. Mi favorito es el Petit Hotel, ideal como base para salir a rodar en bici o a caminar por la Tramontana. Me encanta su atmósfera, me siento como en casa, puedo hasta prepárame la cena o el picnic antes de salir al mundo en su cocina tan mallorquina.


Alaró está emplazado en la falda de las montañas Puig Salcadena y la montaña del Castillo de Alaró. Dos montañas gemelas que tienen forma de sombrero.

Cuenta la leyenda que después de media noche las brujas salen a caminar sobre un puente que une a estas dos gigantes.

No se me ocurre mejor libro hoy que “Mis queridos mallorquines” de Guy de Forestier, que tras años viviendo en Mallorca nos ilumina con un relato antropológico repleto de anécdotas e historias con su punto irónico, para entender a esta, mi gente.

 

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